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        Las Palmas: la primavera eterna existe

        La primavera eterna existe, con breves pausas para el verano, pero existe. Está en Las Palmas y en esas islas paradisíacas a las que siempre vas a tener un motivo para volver: Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote 

        Su capital, Las Palmas de Gran Canaria, respira movimiento, energía y la clase de vidilla que buscas en cualquier viaje. Desde el Sercotel Hotel Parque, situado a 5 minutos de la famosa calle Triana, te brindamos la ciudad en bandeja.  

        Su arte y su vanguardia están en el Centro Atlántico de Arte Moderno; su saber hacer arquitectónico, en la Catedral; lo mejor que puedes pedirle a una mesa, en el Mercado de Vegueta; y su historia, en las Casas de Colón y de Pérez Galdós.  

        En el norte, Las Canteras saca pecho de ser una de las mejores playas urbanas de España. Todo pasa en ella. La cultura se vive en el Auditorio Alfredo Kraus, la tradición se mece en las barquitas de pescadores que reposan en la orilla y el bullicio se genera en las terrazas de su paseo.  

        Cuando llegues al Sercotel Puerto de la Luz, te animaremos a que sigas un poco más hacia el norte, hasta la playa del Confital: más salvaje, más virgen, más atlántica.  

        Podrías pensar que en Las Palmas de Gran Canaria lo tienes todo, pero te queda mucho por recorrer. Sal ahí fuera y disfruta, pero ve con calma, que aquí el tiempo discurre a otro ritmo. 

        Gran Canaria: puerta de entrada a Las Palmas  

        El interior de Gran Canaria es puro verde bosque, con alguna concesión a las casas blancas y de colores de los pueblos que salpican su orografía.  

        Los hay como Teror, muy querido por los isleños por el patrimonio que alberga y por ser hogar de su patrona, la Virgen del Pino; Tejeda que diariamente desafía al vértigo que produce ver los picos que lo rodean; o Artenara, que regala espectaculares vistas sobre la isla. 

        Las Palmas

        Fuerteventura y Lanzarote: blanco o negro en Las Palmas

        Y es que será complicado que no encuentres algún rincón que no sea fotogénico en Gran Canaria. La prueba de ello es el Roque Nublo. Situado a 1.800 metros de altura, cuando llegues hasta la base de este imponente monolito, podrás jugar a buscar los encuadres que resalten su espectacularidad.  

        Las playas aquí, mejor en el sur, en Maspalomas, donde las enormes dunas cubren una extensión de 400 hectáreas, el sol está garantizado casi todo el año y hay olas para todos los gustos. Si te pierdes, busca el faro: mide 55 metros y lleva desde 1890 señalándonos el camino.

        Fuerteventura es sinónimo de largas playas de arena de un blanco tan puro que en los días de mucho sol el reflejo hasta molesta.  

        En esta isla, tu viaje transcurrirá al aire libre, entre naturaleza y pueblitos de pescadores, como El Cotillo, donde te espera la vida relajada necesaria antes de cualquier aventura. Piensa que no puedes venir hasta Fuerteventura sin animarte a probar lo de coger olas. Corralejo o Jandía son de esos lugares perfectos para hacer surf.  

        Sin duda, el cambio de color en un viaje a Las Palmas de Gran Canaria lo aporta Lanzarote. No podría ser más volcánica y eso la vuelve de un marrón negruzco que te provocará fascinación.  

        El manto de rocas del Parque Nacional de Timanfaya es un espectáculo difícil de ver en otros lugares y ese carácter abrupto se acentúa en maravillas naturales como Los Hervideros, donde el mar ruge. Un poco más al sur, la playa del Papagayo, con sus aguas turquesas y sus grandes acantilados, aparecerá ante ti tal y como la habías visto en las fotos.  

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