La provincia de Cáceres tiene muchos pueblos de una increíble belleza. Trujillo, por ejemplo, es un pequeño pueblo con un encanto muy especial. Y es que es uno de los más bonitos de la provincia de Cáceres teniendo un verdadero centro histórico en el que callejear y pararse en alguna de las muchas tascas y refrescarse con un buen refresco. Tampoco te puedes perder el castillo medieval y la plaza mayor de la ciudad. ¡Así que busca hoteles en Cáceres y disfruta de tu estancia!
Otro de los pueblos que son de visita obligada es Plasencia. Elegancia, historia y tradición se aúnan en un mismo territorio. Está considerada como la capital del norte de Extremadura. Te recomendamos que empieces por la plaza mayor y visites la Catedral nueva y la Catedral vieja. Una vez allí, puedes dirigirte hacia la zona amurallada y tener una vista general de toda la ciudad.
Uno de los imprescindibles es el Monasterio de Yuste, última residencia del Emperador Carlos V. Allí podrás deleitarte con sus dos claustros, uno gótico y otro renacentista. Y si tienes mucho calor, coge el bañador y adéntrate en el interior de la comarca puesto que tiene hasta 47 gargantas de agua en las que poder darse un buen chapuzón.
Pero sin lugar a duda, las gargantas más bonitas se encuentran en el valle del Jerte. En este paso, encontraréis cerezos en flor y la naturaleza en su máximo apogeo. Allí también encontrarás varios pueblitos con un encanto especial. Te recomendamos los pueblos de Cabezuela del valle, Jerte o Piornal.
Pero sin lugar a duda, si estás buscando un lugar mágico, te proponemos Las Hurdes. Es una extensión, salpicada por ríos y frondosos montes. La despoblación del lugar hace que las casas se confundan con el entorno. Sin lugar a duda tiene un ambiente fantasmal pero atractivo a la vez. La naturaleza es la máxima protagonista y se nota en cada rincón de cada pequeña alquería (aldea).