Sercotel Córdoba Delicias

En el hotel Córdoba Delicias las mañanas fluyen sin prisa, desperezándote plácidamente entre unas suaves sábanas y viendo cómo va entrando la luz por la ventana. Remolonea un rato, siempre hay tiempo para 5 minutitos más y una última cabezada. En nuestro hotel de 4 estrellas los días empiezan con la tranquilidad de saber que te espera un copioso y sabroso desayuno recién hecho en nuestra cafetería y que el estrés aquí no tiene cabida. Estamos tan bien ubicados que, vengas por trabajo o estés de vacaciones, no necesitarás invertir apenas tiempo en tus desplazamientos. Es lo que tiene estar cerca de algunas de las principales vías de acceso y de circunvalación de Córdoba y a unos 10 minutos en coche del centro de la ciudad. De hecho, haznos caso si te decimos que puedes aparcar tu vehículo en nuestro parking y olvidarte de él. Y es que solo necesitarás un agradable paseo para llegar hasta los principales atractivos turísticos de Córdoba.  

¿Que no sabes por dónde empezar tu visita? Pasa por recepción, aquí siempre, y cuando decimos siempre nos referimos a las 24 horas del día, hay alguien listo para resolver tus dudas. Cualquiera de nosotros podrá contarte cuál es la mejor hora para visitar la Mezquita, cuáles son nuestros must en la ciudad, dónde está el restaurante más romántico de Córdoba y en qué parques hay más columpios para que los niños se diviertan. A partir de ahí, el día es todo tuyo. Del tipo de viaje que quieras hacer dependerá cómo lo organices.  

Tanto es así, que si lo único que quieres es desconectar y descansar puedes dedicarte a ello sin necesidad de salir de nuestro Sercotel Córdoba Delicias. No te sientas culpable por ello y limítate a poner el modo avión en tu Smartphone. Cuando quieras volver a saber algo del mundo, te bastará con conectarte al wifi gratis que hay en todo el hotel. Hasta que eso ocurra, puedes limitarte a pasar por nuestro gimnasio. Un poco de running en la cinta, algo de elíptica o, ¿por qué no?, bici estática. Después, el sol te espera en el solárium de nuestra azotea. Sienta bien, muy bien, el ir notando cómo se te calienta la piel y cómo se secan las gotitas de agua que quedan después de un agradable chapuzón en la piscina.  

Porque sí, también tenemos piscina. ¿O cómo creías que ibas a combatir el calor rabioso de los veranos del sur? Qué gusto ese baño y que gustazo el dárselo con unas vistas de altura sobre la ciudad. Lo de las puestas de sol, mejor no te lo contamos para que te sorprendan in situ. A ser posible, con un cóctel en mano de nuestro bar. Y al terminar el día, cuando decidas que es buen momento para volver a tu habitación, cómoda y espaciosa como pocas, esas suaves sábanas entre las que arrancaste la mañana, te esperan en una cama, como recién hecha, de esas de las que nunca querrías salir.