Para hablar de Cantabria, hay que empezar hablando sobre Santander. La playa del Sardinero es el centro neurálgico del turismo durante el verano. Mientras paseas por la zona, puedes pararte a admirar el Palacio de la Magdalena. Años atrás era la residencia de verano de los reyes de España. En el centro de la ciudad también tienes otros lugares que visitar, como la catedral de Santander, las calles medievales de la ciudad y el Mercado de la Esperanza. Cerca de la capital, está el parque de Cabárceno donde los animales campan en semi libertad. El gran atractivo es ver a los osos de cerca. ¡Ven y busca hoteles en Cantabria!
Santillana del Mar es un pueblo lleno de rincones con encanto. Arquitectura, historia y una gastronomía exquisita hacen de esta localidad de visita obligada.
Las cuevas de Altamira se encuentran a unos kilómetros de allí. Pese a que ya no se hacen visitas, puedes entrar en el sorteo de alguna de las pocas visitas guiadas que hacen al año. Si bien, tienes alternativa y es que puedes visitar la neocueva de Altamira y el museo.
Gaudí también dejó huella en la población costera de Comillas creando el edificio “Capricho”. El interior se puede visitar pese a que no recuerde al estereotipo modernista del autor. Es más, el diseño tiene influencia oriental, destacando la torre al igual que hizo en la Casa Vicens.
Cuando pensamos en Cantabria, pensamos en costa y mar, pero en la provincia hay majestuosas montañas. Te recomendamos que cojas el teleférico de fuente y así tener una de las mejores vistas a los picos de Europa.
Cerca de allí se encuentra el Valle de Liébana, donde se ubica el pueblo de Potes. Por la zona hay varias actividades que hacer, tales como visitar la cueva de curación del queso de Bejes o la iglesia mozárabe de Santa María de Lebeña.