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        Badajoz: el imprescindible que no esperabas

        De Badajoz se aprovechan hasta los andares. En esta provincia, de profundo legado romano, las calzadas se entremezclan con las infinitas extensiones de campos dedicados al alcornoque y a las encinas. La Plaza Alta de Badajoz, con su encanto histórico, se erige como el corazón vibrante de la ciudad, rodeada de arquitectura emblemática y testigo de innumerables eventos a lo largo de los siglos. A sus pies, la majestuosa Puerta de Palmas se alza como un monumento imponente, recordando la rica herencia medieval de la región y sirviendo como entrada a un mundo donde el pasado y el presente convergen.

         

        ¿Te gusta el jamón? En tierras pacenses se crían grandes piaras de cerdos ibéricos que campan a sus anchas de dehesa en dehesa. Los productos porcinos son ley. Es lo que ocurre en la Comarca de Llerena, donde se producen los mejores jamones reconocidos internacionalmente. Además, aquí el pasado subyace en vestigios como su teatro romano, la ermita de Nuestra Señora del Ara, a la que se conoce como “la Capilla Sixtina de Extremadura”; y la impresionante mina de Jayona. ¿Te atreves a entrar? Podrás hacerlo en visitas guiadas en las que recorrerás tres de sus once niveles.  

         

        ¿Quieres viajar al pasado desde el presente? Hay una máquina del tiempo llamada Emérita Augusta a la que puedes acudir… Mérida son dos ciudades a la vez: una moderna, en la que disfrutarás de una excelente gastronomía y de la vida tranquila; otra, sobre la que se construyó la primera y que fue capital de Lusitania. Ambas conviven con orgullo y podrás dar este salto histórico al Imperio Romano visitando el circo, el acueducto de los Milagros, el anfiteatro, el templo de Diana, el arco de Trajano, la casa del Mitreo… y el espectacular Teatro, donde a día de hoy se celebra, cada verano, el fantástico Festival de Teatro Clásico de Mérida. Imprescindible. 

         

        ¿Quieres rematar este viaje por todo lo alto? Pon rumbo a Badajoz, una ciudad que condensa grandes hitos de la historia en intrincadas y bellas calles. ¿Ves eso? Es la Alcazaba árabe, imponente y bella. En sus murallas se entremezclan construcciones como el Palacio de los Condes de Roca, de época Medieval, con alguna que otra sorpresa. ¿Sabías que Badajoz tiene su propia Torre del Oro? Se trata de la Torre de Espantaperros, que vigila la ciudad. Y si visitas la ciudad en junio, podrás disfrutar de su típica y espectacular feria de San Juan. 

         

        Hora de descansar. Lo harás a las mil maravillas en Sercotel Gran Hotel Zurbarán, que mira al Guadiana situado frente al verde del Parque Castelar. Está muy próximo también a dos iconos de la ciudad, la curiosa ermita de la Soledad, que custodia a la patrona de Badajoz; y la Giraldilla, la réplica extremeña de la Giralda de Sevilla. ¿Alguien da más? Lo dudamos. 

        Badajoz en sus pueblos más bellos 

        Qué bella es Zafra, qué coqueta, qué del sur. Su Plaza Grande es el epicentro de acción, aunque tampoco se queda corta la Plaza Chica. Ambas se rodean de callejuelas heredadas de su pasado judío, medieval y romano. Una absoluta joyita.  

         

        La panorámica que se forma cuando te vayas aproximando a Jerez de los Caballeros te enamorará inmediatamente. ¿Y si te decimos que has de pasearla por la noche? Es una de las localidades extremeñas con certificado de la Fundación Starlight, lo que quiere decir que la contaminación lumínica es tan escasa que ver las estrellas es un espectáculo asegurado. 

         

        Por último, haznos un favor: recorre La Siberia, naturaleza pura en esta Reserva de la Biosfera que esconde pequeños pueblos encantadores entre sus bosques, sus fortalezas, el paso del Guadiana y sus cinco embalses. Es el caso de Puebla de Alcocer, Risco o Herrera del Duque. 

        Badajoz

        Platos típicos de Badajoz

        Coge papel y lápiz, foodie, que vamos con el pantagruélico menú pacense. El idilio gastronómico empieza con el salmorejo de ternera. ¡Como lo oyes! Continúa con el morcón asado, un plato a base de carne magra de cerdo con adobo de ajo y pimentón; y termina con el clásico pastorejo en adobo, careta de cerdo a la brasa. ¡A tu salud!